lunes, 7 de mayo de 2012

Asamblea en la carpintería


Quizás ya habréis leído esta fábula. Para aquellos que no la conozcan es un fiel reflejo de los distintos individuos que forman un equipo de trabajo: todos diferentes con sus cosas buenas y mejorables; todos imprescindibles como las personas en las empresas.
Espero que os guste ;)




Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea; fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar, la causa era que ¡hacía demasiado ruido! y además… ¡se pasaba el tiempo golpeando! El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo pues dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante este ataque, el tornillo aceptó también pero pidió la expulsión de la lija e hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, aunque puso como condición que fuera expulsado el metro pues se dedicaba a ir midiendo a los demás según su criterio como si él fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la discusión. Fue entonces cuando el serrucho se dirigió a sus compañeros y dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades y eso es lo que nos hace valiosos; así que no pensemos ya en nuestros puntos débiles y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos fuertes". La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad y además orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.


Mary Pastrana 

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